Los músicos invertimos muchas horas de nuestra vida en la práctica instrumental, por ello, es muy importante disponer de las herramientas necesarias que nos permitan sacar el máximo provecho al tiempo invertido.
Hace ya muchos años que soy un auténtico fan de las
técnicas de estudio aplicadas a la música y ya tenía muchas ganas de publicar un post que hablara de este tema. Mi idea para un futuro cercano es hacer un artículo que ayude a los músicos a disponer de una técnica de estudio efectiva.
A continuación hablaré de las
3 reglas de la práctica intensa que
Dan Coyle presenta en su libro
Las Claves del Talento, editado por Zenith, un libro muy interesante que recomiendo su lectura. Estas tres reglas son de muy fácil aplicación a la práctica musical, tan solo hay que conocerlas bien y ser obstinado en su empleo.
¿Qué es la práctica intensa?
Según Coyle, la práctica intensa es muy similar a cuando entramos en una habitación oscura y desconocida, primero comienzas lentamente, te chocas, exploras, piensas, prestas atención a los errores que cometes, repites lentamente y después de todo este proceso comienzas a moverte de forma rápida e intuitiva.
LAS 3 REGLAS
1º AGRUPAR:
- Absorberlo todo, imitar:
Se trataría de escuchar muchas veces las obras, canciones, ritmos, etc... Coyle pone de ejemplo los niños que ven jugar partidos de tenis a Roger Federer y terminan imitando su golpe de revés. Lo que ha ocurrido es que han absorbido la esencia de la habilidad. Bajo mi punto de vista, la aplicación más óptima de este punto sería dependiendo del nivel del músico.
- Elemental/medio: escuchar los fragmentos musicales antes de practicar para que estos sirvan como guía musical.
- Superior/profesional: 1º estudiar la obra y después escuchar las grabaciones y utilizarlas para generar una versión propia.
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Dividir: Fraccionar la música en pequeños fragmento o secciones. Una buena idea para aplicar este punto es fotocopiar la partitura, luego cortarla en pentagramas y por último cortar estos pentagramas en pequeños trozos. Tras ello, meter todo en un sobre, agitarlo bien y sacar un pequeño fragmento para estudiarlo de muy diversas formas. Por ejemplo, haciendo notas largas, cambiando los ritmos, tocarlo de atrás hacia adelante, etc.
El objetivo principal de este trabajo es "
descomponer" la habilidad en pequeños circuitos, memorizarlos y luego unirlos para formar nuevos circuitos más grandes. El tubista Roger Bobo, en su libro
Mastering the Tuba, hace un ejercicio muy similar a este método trabajando un difícil pasaje en los compases 15 y 16 del I movimiento del concierto para
Tuba y Orquesta de R. V. Williams, en el que
con 16 notas hace un ejercicio de 5 páginas. Tras realizarlo, este pasaje nunca dará más problemas. Un claro ejemplo en el que la descomposición de una habilidad es múy útil para entenderla y ejecutarla bien.
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Reducir la velocidad:
El estudio lento es muy importarte ya que
es la clave para que nuestro cerebro aprenda la habilidad de forma correcta. Coyle pone el ejemplo de una escuela musical de verano en la que se enseña que el verdadero significado de estudiar lento con la siguiente frase: "
si alguien reconoce la obra/pieza que se está estudiando es que no se está practicando correctamente".
Lo ideal sería dedicar
3 horas de práctica por sesión a cada página.
2º REPETIR:
La práctica no te hace perfecto, la práctica perfecta te hace perfecto
Esta frase pone de relevancia la gran importancia que tiene el estudio serio, concentrado y continuado a lo largo del tiempo. Coyle es categórico en este punto, si dejamos de practicar durante un mes perderemos las destrezas que nos permitían hacer bien una determinada tarea. Por ello, si conseguimos estudiar siguiento estas pautas conseguiremos mantener un alto nivel interpretativo. Aquí podemos mencionar la cita del gran pianista V. Horowitz:
"si no practico un día, lo noto yo, si no practico durante dos días, lo nota mi esposa, si no practico durante tres días, el mundo lo nota." 3º APRENDER A SENTIRLO:
Si queremos evitar los errores, primero hemos de
aprender a percibirlos de inmediato. Una profesora de violín decía a sus alumnos: "si notáis que una nota esta desafinada debería molestaros. esto es lo que tenéis que sentir. En verdad, lo que estáis practicando es la concentración, es una sensación."
Se trata de encontrar lo que
D. Coyle llama
"el punto dulce", que es aquel lugar que se sitúa un paso más allá del lugar donde podemos llegar. Es un terrero productivo e incómodo que se encuentra justo un paso más allá de nuestras habilidades. Para el autor,
la práctica intensa no es un simple esfuerzo, si no que es un esfuerzo que p
ersigue un propósito y que incluye diferentes sensaciones:
- Elegir un objetivo.
- Ir a por él.
- Evaluar la brecha que hay entre el objetivo y nuestras posibilidades de alcanzarlo.
- Volver al paso uno.
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Otro
libro muy interesante y relacionado con este tema es
Fueras de Serie: Por qué unas personas tienen éxito y otras no de Malcon Gladwell.
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